El libro de Leonardo Boff “Ecología: grito de la Tierra, grito de los pobres” fue publicado en 1996. Si bien este afamado teólogo, filósofo y escritor es conocido principalmente por su aporte a la Teología de la Liberación, en las últimas décadas ha abordado profundamente la problemática de la ecología, de la relación del Ser Humano con el planeta. El contenido de este libro está en íntima sintonía con lo presentado por Leonardo Boff este año cuando vino a Uruguay a dar su conferencia “Ecología y nuevo paradigma civilizatorio” abordada en el número 41 de Carta OBSUR.
La visión que el autor ilustra de la ecología no es quizás la prenoción que manejamos la mayoría de las personas. Boff considera que la ecología es la relación, el vínculo que establece el Ser Humano con toda lo que existe, con toda la “creación”. Es por eso que, lejos de distanciarse de la opción por los pobres y la teología de la liberación, el abordaje que realiza este teólogo respecto a la ecología envuelve la relación de los Seres Humanos con ellos mismos, y va más allá. Interrelaciona la opresión del pobre con la opresión de La Tierra, en una crítica de aquello que genera ambas opresiones: el actual paradigma civilizatorio.
En este libro queda claro que la liberación del oprimido y el cuidado del ambiente son parte de una misma transformación, que es cómo el Ser Humano ha construido su vínculo con el planeta y con el resto de los seres vivientes. La lógica que explota a trabajadores e incrementa la desigualdad y pobreza es la misma que se relaciona de manera no sustentable con el planeta y lo está destruyendo. Es por eso que Boff propone que la solución se encuentra en un nuevo paradigma civilizatorio que transforme de raíz las relaciones de los Seres Humanos entre ellos y con el resto del planeta.
Es que hay una visión fundamental detrás de este libro y de las ideas ecológicas de Leonardo Boff y es que la relación entre los Seres Humanos y de los Seres Humanos con el resto del planeta no son vínculos diferenciables como la historia de las ideas ha decidido construir. Al contrario, el planeta es uno y los Seres Humanos son parte del mismo, indivisibles. Una parte que se ha desarrollado y ha podido generar conciencia de sí misma, pero que paradójicamente amenaza su propia existencia. Es por ello que Boff hace énfasis en la importancia de la “conciencia planetaria” que los Seres Humanos deben adquirir y de la priorización de lo único que puede cambiar los vínculos y prevenir nuestra desaparición “el cuidado”.
En este nuevo paradigma civilizatorio, con un eje central en el cuidado de todos los componentes del planeta, la espiritualidad también tiene su lugar. La Humanidad occidental en su momento decidió desprestigiar y hacer a un lado culturas y civilizaciones que consideraban la tierra y la creación como seres vivientes y parte fundamental del vivir Humano. Boff expresa que hoy retomamos estas ideas que no separan tan tajantemente al Ser Humano del resto del planeta y recomponemos este vínculo. En este escenario, es necesaria una nueva espiritualidad que concierne un sentimiento universal y cósmico, donde la ecología recupera lo sagrado en la creación, una nueva imagen de Dios y del misterio.