“La verdad nos hará libres”. Acciones por el pasado reciente en 2024

En el marco de la Alianza para el Desarme y la Justicia Social en ALC (de la que son coordinadores el Presidente de OBSUR Lic. Nelson Villarreal Durán y el Soc. José Fabio Naranjo (Medellín-Colombia) ambos del MIIC-Pax Romana) cada país (Brasil. Colombia, México, Paraguay y Uruguay) promovió una acción desde las organizaciones vinculadas (Uruguay participa en la coordinación como respaldo OBSUR y en la Alianza participa el IHII/ Facultad de Derecho – UdelaR). Asimismo, cuenta con el apoyo del CELAM, el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral del Vaticano y el diálogo con los gobiernos de Colombia y Brasil, como con sus Conferencias Episcopales.
En tal sentido se promovieron dos iniciativas en 2024 para Uruguay, una como fruto del diálogo con el Fiscal de Delitos de Lesa Humanidad y otra con el director de la INDDHH encargado de pasado reciente a partir de la relación como ex secretario de Derechos Humanos de Presidencia en la búsqueda de nuevos canales de información de personas desaparecidas en la Dictadura. (“La afirmación de Jesús sobre la que “la Verdad os hará libres” apunta en la misma dirección de Sófocles y la conciencia de dignidad que nos motivó a poner en diálogo al Consejo Permanente de los Obispos Católicos con el Dr. Wilder Tayler, director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, y el Dr. Ricardo Perciballe, fiscal de crímenes de lesa humanidad desde Obsur, para retomar un canal o puente de búsqueda de información que permita de forma prudente o anónima acercar información que tiene como único fin cerrar heridas y reconciliar a las familias uruguayas más allá del lado que se hayan encontrado hace medio siglo… Es buscar dar paz a las familias que buscan a sus seres queridos y contribuir a la reconciliación profunda”).
La otra acción articulada con los 40 años de la Generación 83 (que encontró cobijo en Conventuales) y la UdelaR con el apoyo de Obsur promoviendo un diálogo un diálogo intergeneracional. Estás acciones se reflejan en los siguientes artículos publicados por SERPAJ y ONAJPU:

  • -“La verdad nos hará libres”. El derecho a enterrar a los muertos para la paz y la convivencia. Revista de ONAJPU Nuestra VOZ + 60 – setiembre 2024
  • -El derecho a enterrar a los muertos para la paz y la convivencia: “La verdad nos hará libres” RECUADRO Informe de Derechos Humanos SERPAJ Uruguay – diciembre 2024
  • -Diálogo Intergeneracional: Compromiso y apuestas por verdad y justicia. De los 80 del siglo XX a la actualidad. Memoria. Nunca Más Terrorismo de Estado Informe de Derechos Humanos SERPAJ Uruguay- diciembre 2024

“La verdad nos hará libres”. El derecho a enterrar a los muertos para la paz y la convivencia

Revista de ONAJPU Nuestra VOZ + 60 – setiembre 2024

Nelson Villarreal Durán[1]

La historia humana, tanto en lo individual como en lo social y en el transcurrir del tiempo es compleja y contradictoria, pero para no quedar atrapada en callejones o reiterar caminos sin salida, es necesario recrear miradas y acciones para saldar heridas familiares, sociales, culturales, históricas y políticas.

En tal sentido la aparición de restos de personas desaparecidas en la última dictadura vivida en nuestro país reclama de una reflexión que no quede atrapada en dimensiones que, si son importantes, no pueden ser las únicas para la reconciliación histórica, cultural y política de los orientales.  Necesitamos mirarnos todas las personas en este país como parte de una misma comunidad nacional sin heridas.

Si el Estado debe tener el monopolito de la violencia para poner límite a lo que trastoca la convivencia, esta solo se puede ejercer en la proporcionalidad del derecho y las garantías individuales y colectivas que respetan la dignidad de las personas, las organizaciones políticas y sociales a través de las que se expresa la población. La interrupción de la democracia con el golpe cívico-militar de 1973 generó una represión que tuvo como consecuencia la prisión, la tortura y la desaparición de uruguayas y uruguayos que hasta hoy se pretende saber de su paradero.

Pasados más de 50 años de los hechos y tras la recuperación democrática en 1985 se han ido decantando distintos temas de los hechos vividos. Si los orígenes de la violencia y sus consecuencias se encuentran en el marco de la guerra fría, las diferencias de proyectos de sociedad y la falta centralidad al respecto de los Derechos Humanos, la sociedad, la política y el Estado han ido encontrando como saldar parte de las dolorosas consecuencias.

Aunque la forma de interpretar los hechos ha sido conflictiva, no lo es la centralidad de resolver en Democracia, más allá de las diferencias de procesar sus consecuencias, el acuerdo o no con la Ley de Caducidad y la prescindencia o acción de las responsabilidades del Estado como de la sociedad han instalado a medio siglo la necesidad de saber la Verdad del destino de las personas desaparecidas.

Tanto la Comisión para la Paz, creada en el gobierno de Jorge Batlle en el año 2000, la iniciativa de Tabaré Vázquez de dar curso a los juicios de los responsables de acción de Terrorismo de Estado en 2005, como la Creación de la Comisión de Verdad y Justicia en 2015 para el hallazgo de los restos de desaparecidos a través de la Secretaria de Pasado Reciente de Presidencia de la República y hoy a través de la Institución Nacional de DDHH  y la sostenibilidad de la política del Ejecutivo por parte del Presidente Lacalle Pou, muestran la permanencia de una política que busca saldar heridas en el país.

Asimismo, fundamentalmente la convicción de “Familiares de Detenidos y Desaparecidos” que marcha cada 20 de mayo por Verdad y Justicia desde 1997, sumándose año a año más personas y sobre todo jóvenes, muestra lo central que implica el resolver esta herida que tenemos como sociedad y que reclama de la centralidad de poder cerrar este capítulo de la historia uruguaya con la información que de con los restos de los desaparecidos para que sus familiares les puedan dar digna sepultura.

Los procesos de la justicia ya han adquirido consistencia y se ha juzgado a la mayoría de los responsables de los delitos de lesa humanidad de esa época, los militares de las nuevas generaciones no tienen responsabilidad y los militares subalternos que tenían responsabilidad indirecta ya ha prescribió el delito. Sin embargo, de las 192[2] o 197 personas desparecidas denunciadas por familiares solo se han encontrado 7.

Hoy a medio siglo y no solo desde una perspectiva de derecho humanitario sino de sensibilidad social la centralidad de la Verdad y que las familias puedan enterrar a sus seres queridos, como el cerrar esta herida en la sociedad uruguaya se hace altamente necesaria.

Recordando a Antígona, una tragedia de Sófocles basada en el mito homónimo de la Antigua Grecia, donde la trama gira entorno a Antígona, quien desafía la ley para rendir la muerte de su hermano Polinices, considerado traidor de la patria parece una referencia sustantiva para reflexionar.

El tema principal de esta tragedia es la contraposición entre el orden cívico y el divino. Sin embargo, plantea otros dilemas que actualmente conservan vigencia y están sujetos a debate: la libertad, los derechos del individuo frente a la obediencia de las leyes del Estado. La información que puedan verter personas que presenciaron o colaboraron con los hechos trágicos, no solo dará paz a las familias directas, sino que liberará del peso de conciencia de una situación que mantiene sin reconciliación a la familia oriental.

La afirmación de Jesús sobre la que “la Verdad os hará libres” apunta en la misma dirección de Sófocles y la conciencia de dignidad que nos motivo a poner en diálogo al Consejo Permanente de los Obispos Católicos con el Dr. Wilder Tayler, director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, y el Dr. Ricardo Perciballe, fiscal de crímenes de lesa humanidad desde Obsur, para retomar un canal o puente de búsqueda de información que permita de forma prudente o anónima acercar información que tiene como único fin cerrar heridas y reconciliar a las familias uruguayas más allá del lado que se hayan encontrado hace medio siglo.

Para quienes lean este texto queremos reiterar el bien que podrían hacer personas que en forma anónima o prudente puedan a aportar información para el hallazgo de restos de personas desaparecidas. Es buscar dar paz a las familias que buscan a sus seres queridos y contribuir a la reconciliación profunda.


[1] Nelson Villarreal Durán filósofo y cientista político. Docente universitario. Presidente de Obsur y Ex Secretario de Derechos Humanos de Presidencia. Villarreal.nelson@gmail.com

[2] Cifra oficial confirmada de detenidos desaparecidos en Uruguay es de 192 personas | Presidencia (www.gub.uy)

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RECUADRO Informe de Derechos Humanos SERPAJ Uruguay – diciembre 2024

El derecho a enterrar a los muertos para la paz y la convivencia: “La verdad nos hará libres” (página 134)

Nelson Villarreal Durán

En el marco del compromiso por los Derechos Humanos de Obsur, como integrante del Espacio y Celebración Ecuménica por Verdad y Justicia previa a la Marcha del Silencio del 20 de Mayo, se promovieron dos encuentros con el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal del Uruguay integrada por el cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo y los obispos Arturo Fajardo, de Salto, como Presidente de la CEU y Heriberto Bondeant de Canelones.

Los Obispos recibieron en instancias distintas, primero al Fiscal de Delitos de Lesa Humanidad el Dr. Ricardo Perciaballe junto al Dr. Wilder Tayler de la Institución de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo. Por otro a parte de la Directiva de Familiares en las personas de Elena Zaffaroni e Ignacio Errandonea. Con los responsables de organismos del Estado se pudo actualizar cuál es proceso que tiene como competencia la Fiscalia en que se garantice justicia ante delitos de Lesa Humanidad, dejándose constancia que es un tema en gran medida ya realizado, por otro y fundamental el rol de la INDDHH que tiene como objetivo la búsqueda e identificación de los restos de las personas detenidas desaparecidas en el período dictatorial. El objetivo fundamental es la Verdad que permite identificar los restos.

Estos encuentros permitieron retomar el compromiso de la jerarquía de la Iglesia Católica con la necesidad de resolución de un tema que mantiene heridas abiertas y que reclama de nuevos miradas y vínculos que puedan facilitar el acceso a información.

En las últimas décadas varios espacios contaron con involucramiento o apoyo de la Iglesia Católica, fue espacio de apoyo para la resistencia en la dictadura y en distintos momentos acompañó las iniciativas sociales, como gubernamentales por Memoria, Verdad y Justicia. Tanto la Comisión para la Paz, creada en el gobierno de Jorge Batlle en el año 2000, la iniciativa de Tabaré Vázquez de dar curso a los juicios de los responsables de acción de Terrorismo de Estado en 2005, como la Creación de la Comisión de Verdad y Justicia en 2015 para el hallazgo de los restos de desaparecidos a través de la Secretaria de Pasado Reciente de Presidencia de la República y hoy a través de la Institución Nacional de DDHH  y la sostenibilidad de la política del Ejecutivo por parte del Presidente Lacalle Pou, muestran la permanencia de una política que busca saldar heridas en el país.

La aparición de restos de personas desaparecidas en la última dictadura vivida en nuestro país reclama de una reflexión que fortalezca la visión de cómo ser parte de una misma comunidad nacional sin heridas lo que reclama del derecho humanitario de enterrar a los muertos y nadie puede prohibir de ello. La Iglesia se comprometió con apoyar la búsqueda en la base social, en los entornos de parroquias y cuarteles donde soldados rasos pueden tener información y el Fiscal Perciaballe dejó claro que han prescripto los delitos de quien colaboraron por decisión o condicionalidad del lugar que se tenía.

La centralidad de resolver en Democracia, las responsabilidades del Estado como de la sociedad han instalado a medio siglo la necesidad de saber la Verdad del destino de las personas desaparecidas debe ser una perspectiva que se entienda desde distintos lugares políticos o ideológicos. Desde una perspectiva de derecho humanitario y de sensibilidad social con la centralidad de la Verdad y que las familias puedan enterrar a sus seres queridos es un derecho humano del que no se puede privar.

El derecho humanitario y la búsqueda de información que puedan verter personas que presenciaron o colaboraron con los hechos de Terrorismo de Estado, no solo dará paz a las familias directas, sino que liberará del peso de conciencia de una situación que mantiene sin reconciliación a la familia oriental.

La afirmación de Jesús sobre la que “la Verdad os hará libres” apunta en la misma dirección de Sófocles en Antígona y la conciencia de dignidad que nos motivo a poner en diálogo al Consejo Permanente de los Obispos Católicos desde Obsur, para retomar un canal o puente de búsqueda de información que permita de forma prudente o anónima acercar información que tiene como único fin cerrar heridas y reconciliar a las familias uruguayas más allá del lado que se hayan encontrado hace medio siglo.

Se retoma la propuesta de lo que podrían hacer personas que en forma anónima o prudente puedan a aportar información para el hallazgo de restos de personas desaparecidas.

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Diálogo Intergeneracional: Compromiso y apuestas por verdad y justicia.

De los 80 del siglo XX a la actualidad. Memoria. Nunca Más Terrorismo de Estado

Informe de Derechos Humanos SERPAJ Uruguay (página 129) – diciembre 2024

Nelson Villarreal Durán[1]

En 2023 se recordó los 40 años de la Marcha del Estudiante de 1983 aportando a la recuperación democrática y en especial su impacto para el movimiento estudiantil, la Universidad de la República y la Formación Docente. Teniendo en cuenta que en 1982 se había creado la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de Enseñanza Pública (ASCEEP),  en el contexto de derrota de la dictadura,  que será un período histórico en el que se desarrollarán hechos significativos para la lucha contra el autoritarismo en 1983, como serán el acto de los Trabajadores del 1 de mayo, el ayuno de Serpaj, llevado adelante por el jesuita Perico Pérez Aguirre, el sacerdote diocesano Jorge Osorio y el Pastor Metodista Ademar Olivera, con el apoyo de las Hermanas Cruzadas de la Iglesia y una gran participación de comunidades religiosas junto a militantes sociales diversos.

En setiembre de 2024 se realizó una convocatoria en torno a un tema que se mantiene presente como consecuencia del Terrorismo de Estado ejercido en nuestro país y aún no resuelto. Nos propusimos, desde el equipo dinamizador, con Benjamin Liberoff y Fernanda Larre Borges, generar una instancia centrada en los compromisos y apuestas por la verdad y justicia desde los 80 hasta la fecha.

Se pretendió dar un puntapié para generar un diálogo intergeneracional que permita rescatar el intercambio entre quienes fuimos parte de la resistencia de los últimos años de la dictadura y quienes ya vienen transitando cuatro generaciones de Democracia y cada 20 de mayo se movilizan por Memoria, Verdad y Justicia. Asimismo, se buscó invitar a jóvenes no tan cercanos a la temática en razón de ir más allá de los colectivos comprometidos, lo que se logró en parte por el agradecimiento de algunas jóvenes presentes. Esto desde una perspectiva integral de los Derechos Humanos que hemos ido asumiendo como sociedad que se generó una instancia que logró una vivencia muy pertinente ante los tiempos de negacionismo regional o lentitud para encontrar a las personas detenidas desaparecidas en nuestro país.

En el Auditorio de Conventuales, lugar emblemático de resistencia a fines de la dictadura, Integrantes de la Generación 83, convocamos una actividad centrada en el diálogo intergeneracional de la Memoria, para el Nunca Mas al Terrorismo de Estado. Con el apoyo del Observatorio del Sur (Obsur) y la adhesión de varias organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, entre ellas: Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, SERPAJ, Imágenes del Silencio, Asociación de Amigas y Amigos del Museo de la Memoria, Crysol Asociación de ex presos políticos en Uruguay, Red Nacional de Sitios de la Memoria, ASCEEP FEUU, ADUR UDELAR, Sindicato Docentes de Formación en Educación – SIDFE, Fenapes Uruguay, Gremio estudiantil IAVA, PIT-CNT, Consejo de Iglesias Cristianas del Uruguay, Fe en la Resistencia, Espacio Ecuménico 20 de mayo, MCU – Parroquia Universitaria, Parroquia Santa Gema, Asociación Cultural Israelita Dr. Jaime Zhitlovsky, Mundo Afro, Brigada Andrés di Pascua, UAFRO – Universitarias/os, Técnicas/os e Investigadoras/es Afrouruguayas/os y Casa Mordejai Anilevich entre otras.

En el espacio de Conventuales en los 90 y principios del siglo XXI surgieron o fueron cobijados colectivos afros, organizaciones ambientalistas y de mujeres, procesos de autogestión y tantas otras luchas de excluidos o considerados no personas, al decir del jesuita Perico Pérez Aguirre, del que toda/os aprendimos la lucha por los derechos humanos en su integralidad y que hoy se recuerda en un documental que vale la pena ver.

Como afirma el afiche de convocatoria: “Jóvenes de ayer y de hoy”. Nos juntamos para compartir miradas y perspectivas generacionales para el Nunca Más de lo que aún, en parte, sigue presente y reclama por lo que nos humaniza o deshumaniza, es decir saldar para bien de toda la comunidad nacional y dar sustento a la vida democrática y las garantías integrales de los Derechos Humanos.

Para muchas personas integrantes de la Generación 83 fue como entrar por un túnel del tiempo estar en este espacio de Conventuales, para otres encontrarse con los motivos y espacios de generaciones que resistieron al autoritarismo y la dictadura y lucharon por reconquistar la Democracia que hoy tenemos y que valoramos y que se busca ampliar en distintas dimensiones, lo que da conciencia en cada generación desde los 80 y anteriores, a la fecha, de las distintas dimensiones que hacen a la de la defensa dignidad humana.

Antes y durante la actividad, que es muy difícil de trasmitir en toda su densidad, dados los testimonios y reflexiones se proyectaron fotos del proyecto “Imágenes del Silencio” como forma de ilustrar la convocatoria. Se comenzó con un mensaje grabado por el Rector de la Universidad de la República el Ec. Rodrigo Arim, quien incentivo a que se realicen este tipo de instancias de diálogos intergeneracionales, dado que la memoria y el compromiso para el Nunca Más reclama de la trasferencia y reflexión entre distintas generaciones.

Desde la Generación 83 teníamos como uno de los motivos de esta instancia el valorar y reconocer a un integrante co-generacional como es el Dr. Ricardo Perciballe, Fiscal Especializado en Delitos de Lesa Humanidad, para lo Benjamin Liberoff, el hijo de Manuel expresó antes que hablara Perciaballe;  dijo La verdad y la justicia no son conceptos estáticos, sino que se construyen con el esfuerzo colectivo de quienes, como ustedes, se niegan a aceptar la impunidad. Mientras haya quienes luchen por la verdad, siempre habrá esperanza. Hoy, Uruguay es un poco mejor gracias al trabajo de la Fiscalía en la cual ustedes laboran. Su voz no se ha perdido en el viento; se ha quedado con nosotros, resonando y haciendo eco en cada pequeño acto de resistencia, en cada gesto de ternura hacia el prójimo.

La memoria de los desaparecidos no es solo una cuestión del pasado. Es un llamado urgente a construir un futuro más justo, donde nunca más se permita que el miedo, la tortura y la desaparición forzada se utilicen como herramientas de poder. Ojalá que lo que hoy nos motiva… pueda convertirse en una rutina que nos convoque a seguir adelante por la verdad y la justicia, tal como ocurre cada 20 de mayo, una fecha que debería ser parte de nuestro calendario patrio. La historia y los valores de un país no deben limitarse, sino que deben ser capaces de incorporar episodios de los cuales hay sobradas razones para sentir orgullo. “Al final, lo que está en juego no es solo la memoria de los caídos, sino el alma misma de nuestra humanidad. Si permitimos que estos crímenes queden impunes, ¿qué nos quedará a nosotros, como sociedad? No se trata solo de buscar justicia, sino de salvarnos a nosotros mismos del olvido y la indiferencia.” Con profunda gratitud y respeto: Luisa Cuesta, Ana Frank, Manuel Liberoff, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Mario Delgado Aparain.”

Estas palabras habilitaron a Ricardo Perciaballe a reflexionar en base a las siguientes preguntas, sobre el desarrollo de su rol para aportar a la necesaria justicia para las garantías democráticas y de los Derechos Humanos. Desde sus convicciones éticas y generacionales manifestó lo que lo motiva el compromiso por la Verdad y la Justicia, Asimismo describió cuál es el proceso que se ha dado en la Fiscalía de Delitos de Lesa Humanidad, para afirmar el valor de la Memoria en el diálogo intergeneracional y la sustentabilidad de la Democracia.

Seguidamente se dio la palabra a personas, que son posteriores a la Generación 83 en sus compromisos, pero que directa o indirectamente viven los efectos del Terrorismo de Estado, a  partir de las siguientes preguntas guías, desgranaron vivencias, dolores, empatías y el hacerse cargo de la memoria de generación a generación desde la mayor con: ¿Cuáles son las convicciones éticas desde tu generación que motivan el compromiso por la Verdad y la Justicia y cuál es el valor democrático y humanista de la Memoria en el diálogo intergeneracional? ¿En qué se ha ampliado la mirada de los Derechos Humanos?

Los testimonios escuchados desde lo desgarrador y emotivo del relato de Karina Tassino con un conjunto de fotos de su padre y su familia, que nos conmovió la humanidad de todas las personas presentes, pasando por la nieta y nieto de Zelmar Michelin y Guitierez Ruiz, Beatriz y Santiago, quienes asumen que la violencia desatada con sus familiares fueron la expresión brutal de ataque a la Democracia a la vez que tienen el consuelo que pueden ir a rendir honores a los restos que no pueden las familias con detenidos desaparecidos. Asimismo, la mirada y percepción de un joven periodista como Santiago Magni o la licenciada en comunicación Soledad Acuña que con la palabra y la imagen hacen espejo de las consecuencias desgarradores de una herida que sigue abierta. Asimismo, Leticia Rodríguez, nos visibilizó como el Terrorismo de Estado no solo se descargo contra militantes sociales y políticos, sino contra colectivos como el afrodescendiente que arrancado de Barrio Sur “como animales” y traslados a los márgenes de Montevideo. Militantes estudiantiles como Leila Hamed (integra FEUU), Jazmin Gallardo (integra CEIPA), Lautaro y  Manuel (Gremio Estudiantil del IAVA) nos compartieron como los interpela a ellos la historia aún no resuelta y la ausencia de Verdad, a la vez la percepción de la toma de conciencia de la integralidad de los derechos humanos hoy que reclama ver cómo se siguen violentando en distintos niveles, tanto en los sectores sin garantías de derechos sociales económicos o culturales, las personas privadas de libertad o el retroceso en los espacios educativos o la falta de garantías para que las personas con discapacidad puedan ser contempladas en las instituciones de enseñanza. Finalmente la percepción de una docente joven como Laura Boiani manifiesta la necesidad que la educación asume critica y cotidianamente la reflexión de la memoria. 

El Estado que debe ser el garante de los DDHH en su totalidad e integralidad con el compromiso activo de la sociedad, es a la vez también el que los violenta y no garantiza, ayer como hoy en dimensiones distintas. Sin embargo, nos indigna el ayer como el hoy en el compromiso de la dignidad de todas las personas y colectivos. Oportunidad para distinguir en el concepto de Estado, tanto en qué pacto social nos basamos y qué institucionalidad lo efectiviza para democratizarse en distintos niveles de garantías de derechos.

Es por eso por lo que la Memoria adquiere a la vez un rol de hacernos presente lo que el Estado sigue violentando de lo no asumido o resuelto del pasado reciente, saber dónde están las personas desaparecidas, qué fuimos viendo en las imágenes del Silencio, o cada 20 de mayo nos convocan Familiares a una marcha que crece año a año. Por lo cual que estemos sujetas todas las personas a la justicia nos da garantía de convivencia pacífica. Que la verdad emerja en toda su densidad y sobre todo que permita lograr el legítimo derecho a entrar los muertos, al decir de Antígona, debe ir más allá de toda mirada ideológica democrática. Puesto que “la Verdad nos hará libres” en la comunidad de sentido que nos da la identidad como pueblo. La verdad nos humaniza, la impunidad y no conocimiento nos deshumanizan como sociedad y cultura.

Esa interpelación y participación en el espacio público crea lazos y une en una comunidad de sentido que va más allá de lo partidario, de lo religioso o lo que nos vincule a una generación, singularidad, parcialidad o sectorialidad.

Varias generaciones presentes hacen de la Memoria, desde sus subjetividades y vivencias, una mirada distinta que nos convocan a ponernos en diálogo y que deberían desencadenar una reflexión que amplíe la compresión de los momentos históricos que nos atraviesan como heridas aún no resueltas. La lucha contra la impunidad se inspira en el humanismo de una sociedad que no quiere vivir más, no solo el Terrorismo de Estado, sino que subsista la sombra del miedo a la violencia del Estado fuera de las garantías del respeto a la dignidad de las personas y su derecho a discrepar y no por ello ser reprimido, para defender la libertad integral y critica como condición para la convivencia que el Estado debe garantizar.

El horror del holocausto desencadenó la Declaración Universal de los DDHH, los genocidios, masacres y violaciones a los DDHH de pueblos, colectivos y personas de hoy nos indignan y comprometen ética y políticamente por el Nunca Más. A la vez el terrorismo de Estado sufrido por nuestro pueblo y en otros países de la región mantiene presente el compromiso por verdad y justicia.

En esta actividad se hicieron presentes integrantes de la G83 que convocamos, con apoyo de Obsur y las organizaciones que adhirieron en su diversidad vinculadas a los Derechos Humanos, a lo social, gremial cultural o religioso. La pluralidad que se articuló en los años de la dictadura y la resistencia que hace de ese paradigmático año 83 una referencia, hoy se vuelve a dar.

Se nuclearon en una día de temporal jóvenes y personas adultas muy comprometidas con la comunidad de sentido de la Memoria y otras y otros que no tienen la información que nos parece evidente a alguna/os y es lo que debemos tomar en cuenta para ampliar el diálogo a partir de los testimonios y reflexiones que se compartieron y se puede escuchar en Diálogo Intergeneracional:Compromiso y apuestas por verdad y justicia (youtube.com) . La idea es salirnos de nuestras burbujas mutuas y poder intercambiar y dejarnos interpelar en nuestras conciencias para que el negacionismo que vemos en otras partes no nos contagie y se siga trasmitiendo la Memoria. Por tanto, no demos por supuesto sino dialoguemos para ir mas allá de nuestros márgenes y referencias. Los tiempos fueron acotados, pero se posibilitó la mayor cantidad de voces, pero sin la pretensión de querer agotar un tema que reclama de seguirse en la cotidianidad de los mundos de la vida y no solo en instancias especiales como está. Así fue en los 80 bajo la represión, como no desarrollarlo más en democracia hoy. En los tiempos que vienen quedó el compromiso de volver a convocarse intergeneracionalmente por la Memoria por Nunca Más Terrorismo de Estado.


[1] Docente e investigador (UdelaR y UCU). Presidente de Obsur. Coordinador de la Alianza para el Desarme y la Justicia Social de ALC. Ex Secretario de Derechos Humanos de Presidencia. Integrante de Generación 83.



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