En Parroquia Universitaria, nos encontramos, una hora antes de la Marcha del Silencio, para prepararnos juntos, en una celebración ecuménica organizada por OBSUR, GEMRIP, Los Dioses están Locos y SERPAJ donde celebramos la memoria, para que la verdad y la justicia sean parte de la sociedad que construimos.
Un rato de oración, de reflexión, de cantos, de silencio, de rostros e historias que llegaban desde el ayer para interrogarnos y renovar nuestra apuesta por la justicia. Los desaparecidos de hoy también se hicieron presentes. El sacerdote Adolfo Ameixeiras y el pastor Ademar Olivera nos enriquecieron con sus aportes y experiencias.
JUNTOS
El 20 de mayo de 2016, se realizó la Marcha del Silencio, la consigna fue:
“ELLOS EN NOSOTROS, CONTRA LA IMPUNIDAD DE AYER Y DE HOY. ¡VERDAD Y JUSTICIA!
La fecha era especial, porque se recordaba el 40º aniversario del secuestro y asesinato, en Buenos Aires del Senador Zelmar Michelini, el Diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, la joven pareja formada por Rosario Barredo y William Whitelaw, ambos, militantes exiliados en Argentina, a quienes les secuestraron a los tres hijos que, afortunadamente, fueron recuperados por sus familiares pocos días después. Se recordaba también, el secuestro del Dr. Manuel Liberoff, hoy, desaparecido.
En el hall de Parroquia Universitaria, repleto, juntos, con nuestros hermanos cristianos, de la mano, rezamos el Padre Nuestro y así finalizó una entrañable celebración ecuménica, minutos antes de la XXI Marcha del Silencio.
Luego de la celebración, una vez más, participamos, con “Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos”, muchas otras organizaciones de la Sociedad Civil y un montón de personas de todas las edades, que empecinadamente continúan el doloroso y a veces desesperanzador, pero siempre irrenunciable camino del reclamo de MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA y BASTA DE IMPUNIDAD.
Como desde hace 21 años, la Avenida 18 de Julio se llenó, de decenas de miles de hombres y mujeres, de todas las edades, que caminaron guardando un silencio atronador. Alguien dijo que, en la Marcha, cuando comienza el silencio, se escucha el grito de los desaparecidos.
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Entre los recuerdos presentes en la celebración compartimos un fragmento de la carta de Zelmar Michelini a su hija Elisa, que estaba detenida:
…”Fe y esperanza y ánimo es lo que nos sobra a todos nosotros. Por consiguiente, lo importante es enfrentar esas circunstancias y superarlas. Para ello vuelve siempre a mí la anécdota de alguien que mucho sufrió y padeció a través del tiempo, que se llamó Jesús, con su calvario en la cruz, como los miles y miles de seres anónimos, cuyo nombre no recogió la historia y que tuvieron los mismos padecimientos que aquellos que han sido mártires de la humanidad, sacrificándose por sus convicciones, afrontando su destino con la alegría y resignación, de los que están seguros de decir su verdad. Esa anécdota hablaba de la paciencia, inevitable, imprescindible para sobrellevar los momentos aciagos, esperando el despertar del nuevo día la luminosidad que sucede a la más oscura de las noches.
Si algo enseña la historia, es que la justicia triunfa y los poderosos ocasionales, desde los días de la lucha para la liberación de España, por ejemplo, son los eternos perdedores. Cristo enseñó que había que redimir a los humildes y su lucha fue contra los opresores, contra los que aparentemente todo lo tienen menos la verdad y la justicia. Y si te cito a Cristo, tú sabes que no soy católico, es precisamente porque su imagen es inatacable, pero muchos como él, sin practicar su religión, pero su misma voluntad e igual meta, dieron su vida por la redención de esa gente eternamente castigada.”… 29/02/1976
https://www.elinforme.larreta.org/images/archivo-larreta/michelini_y_gutierrez_ruiz/pg_0015.pdf
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En medio del silencio, pienso acerca de una realidad tremendamente dolorosa, que fue muy bien descripta en el siguiente texto:
La impunidad establecida a la salida de la dictadura sigue rigiendo en la sociedad uruguaya más allá del esfuerzo realizado durante treinta años por la sociedad civil, por los familiares de las víctimas y por las propias víctimas, por organizaciones de derechos humanos, por organismos internacionales, por investigadores independientes y periodistas, por partidos políticos y, aún, por el propio Estado.
Las cuentas son claras… De 167 casos de desaparición denunciados, se recuperaron 24 cuerpos (17 en Argentina, 1 en Bolivia, 1 en Chile y solo 5 en Uruguay). También fueron recuperados 10 niños. De 210 expedientes judiciales presentados, el 70% esta aún en la etapa de presumario, sin procesamientos ni condenas. Solo fueron procesados 31 represores en primera instancia. (Roger Rodríguez, 2 de junio de 2016)[1]
Ante lo vivido y lo leído, me pregunto:
¿Por qué esa Marcha es cada vez más grande?
¿Es la “impunidad establecida”, la que posibilita que hoy haya desaparecidos, como dijo Adolfo?
¿Por qué organizamos y nos sentimos bien, en una celebración ecuménica previa?
¿Qué hacemos los cristianos en esa Marcha?
Pero, esas preguntas no puedo responderlas sola, sólo podemos responderlas, juntos.
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[1]https://www.facebook.com/notes/roger-rodriguez/cuentas-de-impunidad/1121545804563470