En el marco de la celebración del “Atrio de los Gentiles” en Montevideo (6-7/11), un panel sobre “Construcción de ciudadanía en el Uruguay de hoy” recordó a Patricio Rodé al cumplirse los 10 años de su muerte (17/11/2005). Estuvo integrado por la ex Intendente Ana Olivera, Gerardo Caetano, Pablo Bonavía y Ana Varela. Transcribimos en nuestra página de “espiritualidad” el último de esos testimonios como nuestra manera de mantener viva la memoria de este laico uruguayo que sigue siendo fuente de inspiración para muchos.
“Con Patricio recorrimos una parte del camino de la vida, como muchos de los que hoy están aquí.
Trataré de compartir con ustedes algunas de las vivencias que tuve con él y que para mí fueron muy significativas.
Patricio fue…
Patricio era un ser humano excepcional y polifacético, sus intereses eran sumamente diversos y no será fácil entre todos nosotros hacerlo presente, pero cada uno va a tratar de trasmitir esos momentos que hemos compartido con él.
Fue esposo, padre y abuelo, su familia siempre fue un espacio privilegiado de testimonio, afecto y de entrega.
Integró como estudiante la Juventud Universitaria Católica (JUC), perteneciente al Movimiento Internacional de Estudiantes Católicos (MIEC) – Pax Romana y luego fuimos co-fundadores en Uruguay del Movimiento de Profesionales Católicos, a su vez afiliado al Movimiento Internacional de Intelectuales Católicos (MIIC) – Pax Romana. El MIIC es además una Organización Internacional No Gubernamental, con estatuto consultivo en Naciones Unidas, que siempre tuvo activa participación en todo lo relacionado con los Derechos Humanos. Patricio fue su Presidente internacional e insistió en la importancia de ese trabajo.
Como laico católico dio prolífico testimonio de su compromiso en el mundo, militó políticamente y además asumió responsabilidades de gobierno, muchas en este edificio (la IMM).
Algo que lo caracterizó es que gran parte de su vida, la dedicó a trabajar en los más variados ámbitos e Instituciones. Apoyó, creó e impulsó muchísimos grupos e Instituciones, quería dar testimonio de Cristo, y en esos esfuerzos de misión buscó la unión con otras personas cristianas y no cristianas con quienes compartió búsquedas y proyectos, siempre con espíritu abierto y fraterno.
Su opción por los pobres en Iglesia
Recuerdo que Patricio nos decía que por los años 60, antes del Concilio, con un grupo de católicos mantuvieron profundas reflexiones sobre los problemas sociales y políticos de América Latina, en las que fueron reforzando su identidad cristiana, católica y latinoamericana. Una parte significativa de esas reflexiones fueron recogidas en el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, aunque en su momento no eran aceptadas fácilmente. Esas diferencias, que Patricio vivió, no le hicieron amar menos a nuestra Iglesia. Desde la Conferencia de Medellín, en América Latina se profundiza la opción preferencial por los pobres y Patricio es un testigo fiel a ella.
La Iglesia vivida como Pueblo de Dios, para él era un lugar único del que siempre se sentía responsable y constructor, y lo vivimos en Roma, en el Sínodo que trató el tema de “La vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo” en el año 1987. La Iglesia que los católicos amamos y sufrimos, nos exige un esfuerzo consciente y cotidiano para su construcción, para ir descubriendo los caminos que el Señor de la Vida nos reclama en cada momento y en cada situación, sin recetas y sin frases hechas. Se trataba, y se trata, y así lo asumió él, de ir redescubriendo cada día, con nuestra Comunidad, lo que nos pide Jesús, profundizando una conversión continua que hace del compromiso de cada día, con Dios y con los otros, una oportunidad para ofrecer el testimonio de que un mundo de hermanos es posible.
No tuvo una vida fácil, pero ¡qué lindo! es recordar a Patricio trabajando, estudiando, tejiendo redes…
Ahora sólo quiero citarlo: “… los cristianos de a pie, que tratamos de servir y que en el servicio vamos dando la vida día por día, sin estridencias y sin efusiones visibles, estamos construyendo ciudadanía y eclesialidad en un mismo momento.”
Así lo recordamos y lo tenemos presente.