Título: Neurociencias, espiritualidades y religiones
Autor: Ramón María Nogués
Editorial y fecha: Sal Terrae y Universidad Pontificia de Comillas, 2016
El autor estudió Filosofía y Teología en Navarra y Salamanca y luego se doctoró en Biología en Barcelona. Se ha especializado en evolución molecular del cerebro y ha publicado artículos y libros sobre evolución, genética y relaciones entre cerebro y experiencias espirituales.
El libro consta de una introducción, donde plantea a los humanos como “animales muy espirituales”, y siete capítulos. Quizá lo que más me llamó la atención del libro es la muy actualizada bibliografía de tipo científico. Algunos datos a destacar sobre esto: Aparecen 181 libros en la bibliografía -no de consulta, sino que son citados, con referencias concretas en el desarrollo-, la mayoría se trata de investigaciones científicas referidas a la relación cerebro-comportamientos y en particular a los emergentes típicamente humanos. De esos 181 libros, 148 son del 2010 a la fecha y dentro de ellos ¡74 obras fueron publicadas en el 2015! La mayoría de estas recientes investigaciones han sido publicadas en inglés y en Nueva York.
En cuanto a los contenidos. Destaco la solidez de los tres primeros capítulos que exponen una antropología muy seria a la luz de las actuales investigaciones neurológicas. La tesis antropológica que plantea el autor la transcribo de la página 40: “Lo que nos hace humanos, pues, no es una épica arribada a una razón liberada de los constreñimientos arcaicos y emocionales, sino un enriquecimiento del cerebro animal de los mamíferos con un regalo evolutivo de alta calidad, que es la capacidad de orientar con la razón la excelente estructura cerebral de los primates”.
Vale decir lo propiamente humano emerge evolutivamente como novedad de las estructuras antiguas del cerebro que compartimos con otras especies. Esas estructuras antiguas no dejan de estar presentes, pero el cerebro humano se ha desarrollado de tal modo que no sólo nos permite adaptarnos a las exigencias del medio, sino desarrollar la conciencia, decidir comportamientos y elaborar símbolos, más allá de la “necesidad”. En esta evolución aparecen rasgos singulares que nos permiten “ir de sobrados por la vida”, magnífico y acertado título del capítulo tres.
Se refiere a que hemos desarrollado “dimensiones de lujo que permiten la trascendencia de lo inmediato y de las necesidades apremiantes. Estas dimensiones de lujo, propiamente humanas son la Estética, la Ética, y la Espiritualidad.
Ya habían sido señaladas por filósofos como Kant o Wittgenstein, la novedad que plantea Ramón María Ngués es que no son un añadido sino una manifestación natural, evolutiva, de un cerebro enriquecido, “espiritualizado”. Es nuestro mismo cerebro el que permite las más altas cuotas de generosidad, entrega, utopía, privilegiando el bien común sobre el individual (dimensión ética); las más altas experiencias estéticas desinteresadas, ya sea de crear como de apreciar la belleza y el arte (dimensión estética); asimismo este cerebro enriquecido y espiritualizado da lugar a las preguntas últimas, a la búsqueda de sentido y de plenitud de vida, a la comunión con Dios o lo Trascendente, en las diversas concepciones religiosas o incluso en espiritualidades laicas (dimensión espiritual).
A partir del capítulo cuatro, el autor pasa a abordar esta última dimensión, para lo cual da muchas definiciones, pero coincidentes en que es una dimensión presente en todos los seres humanos. Hace un amplio planteo sobre diversas espiritualidades. En el capítulo 5 trata las religiones y “el factor Dios”, también aborda las diferentes imágenes de Dios.
Personalmente creo que los últimos capítulos, seis y siete, podían no estar, son más “sociológicos” y “pragmáticos”, intentan dar cuenta de la realidad actual, fundamentalmente europea, de las problemáticas que les interpelan: por una parte de la secularización creciente desde la modernidad y por otra las inquietudes por la migración, la diversidad cultural, y la convivencia de los diferentes.
Insisto, lo que me cautivó del libro y por lo cual lo recomiendo es el tratamiento antropológico, la cuestión de lo humano a la luz de las investigaciones actuales. Una antropología actualizada es indispensable, no sólo para neurólogos y filósofos o como curiosidad intelectual de algunos, sino que me parece indispensable para los que trabajamos con personas y acompañamos procesos: educadores, psicólogos y/o agentes pastorales, sean laicos, religiosos o sacerdotes.[1]
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[1] Quizá sea de provecho para quienes tenemos responsabilidades educativas complementar esta lectura con la de otro libro: Neuroeducación en virtudes cordiales, de María José Codina Felip, publicado en 2015.